PAISAJES
MUSEO DE ARTE MODERNO.Toluca 2008
LA MIRADA IMPECABLE
En la obra fotográfica de Humberto Ríos Rodríguez confluyen todos los elementos que otorgan al ojo el poder casi absoluto para crear la realidad sensible. La discriminación que ejerce este joven creador mediante la equilibrada conjunción de los elementos técnicos a su disposición, más la acuciosa facultad para saber mirar lo aparentemente nimio y cotidiano, dan como resultado estas obras que operan en nosotros a la manera de espejos definitorios.
La luz, manejada por un modelador visual maestro, integra estas visiones que, como ventanas a una realidad verazmente precisada por la lente, dan la impresión de también haber sido creadas por los procesos neuronales en la mente del observador. La pupila adquiere el carácter de un mero intermediario entre dos puntos referenciales: la realidad que estuvo frente a la cámara durante el instante en que el obturador fue accionado y el cerebro que funciona creando –complementariamente- su propia realidad.
El mirar –reitero, simplemente mirar- las fotos de esta serie de excepción, es suficiente para dislocar nuestros prejuicios visuales ante los motivos fotografiados por Humberto Ríos Rodríguez. Estamos frente a una de las pocas experiencias que, en nuestros días, se pueden catalogar como frescas, como nuevas, y plenas de esa materia que a veces escasea: la impecabilidad.
CARLOS OLVERA AVELAR
Director del Museo de Arte Moderno
del Estado de México
MUSEO DE ARTE MODERNO.Toluca 2008
LA MIRADA IMPECABLE
En la obra fotográfica de Humberto Ríos Rodríguez confluyen todos los elementos que otorgan al ojo el poder casi absoluto para crear la realidad sensible. La discriminación que ejerce este joven creador mediante la equilibrada conjunción de los elementos técnicos a su disposición, más la acuciosa facultad para saber mirar lo aparentemente nimio y cotidiano, dan como resultado estas obras que operan en nosotros a la manera de espejos definitorios.
La luz, manejada por un modelador visual maestro, integra estas visiones que, como ventanas a una realidad verazmente precisada por la lente, dan la impresión de también haber sido creadas por los procesos neuronales en la mente del observador. La pupila adquiere el carácter de un mero intermediario entre dos puntos referenciales: la realidad que estuvo frente a la cámara durante el instante en que el obturador fue accionado y el cerebro que funciona creando –complementariamente- su propia realidad.
El mirar –reitero, simplemente mirar- las fotos de esta serie de excepción, es suficiente para dislocar nuestros prejuicios visuales ante los motivos fotografiados por Humberto Ríos Rodríguez. Estamos frente a una de las pocas experiencias que, en nuestros días, se pueden catalogar como frescas, como nuevas, y plenas de esa materia que a veces escasea: la impecabilidad.
CARLOS OLVERA AVELAR
Director del Museo de Arte Moderno
del Estado de México
